SINTONÍA AFECTIVA: MÁS ALLÁ DE LA ESCUCHA ACTIVA

16.06.2021

"Comprender es el principio de aprobar"

Baruch Spinoza"

Tradicionalmente, se ha identificado a los grandes comunicadores con aquellas personas con excelentes cualidades para articular ágiles discursos y cautivar a cualquier audiencia. El arte de la retórica ha sido un bien preciado desde tiempos inmemoriales y su práctica eficiente se ha convertido en una obsesión para muchos en los últimos años. A nadie sorprende el pequeño secreto a voces de que la forma es mucho más importante que el fondo, ¡sobre todo si miramos a través de las gafas posmodernistas! La estética del cómo parece ganar por goleada a la densa profundidad del qué, si se trata de invocar a nuestras emociones.

En nuestra opinión, éste podría ser un excelente primer nivel para conectar con la atención de nuestros interlocutores y dejar por sentado que tenemos cosas interesantes que compartir con los demás. Pero ser un buen comunicador implicaría algo más que únicamente la capacidad para comunicarnos unidireccionalmente. En un segundo peldaño, encontraríamos a aquellas personas que poseen la habilidad de practicar la, tan traída y llevada, escucha activa que encontramos en numerosos programas de formación en el ámbito empresarial. Dicho sea de paso, bien comprendida a nivel técnico, pero poco implementada en nuestra vida real. Parece que estamos más ocupados en que la persona termine su discurso y estar listos para contestar, que en tratar de leer entre líneas y comprender qué quiere trasladarnos realmente. Ésta nos ayuda a mostrarnos presentes en la conversación, fomentar la confianza y el respeto, permitiendo que nuestro interlocutor se sienta cómodo y amparado. Como herramienta se emplea habitualmente en los procesos de Coaching, en terapia o cuando necesitamos conocer lo que interesa a aquellos que tenemos en frente 

Pero si realmente queremos establecer una sintonía sobresaliente tras nuestra escucha activa, más allá del efecto espejo de nuestra comunicación no verbal o del atento silencio previo, sería interesante tener en cuenta las enseñanzas de la profesora Shelly Gable de la Universidad de California en Santa Bárbara (Seligman, 2011). Esto podría ayudarnos a establecer relaciones personales más sólidas cuando alguien comparte con nosotros un triunfo o una victoria.

Para la norteamericana, es esencial entender la forma que tenemos de reaccionar y celebrar un logro ajeno y que, básicamente, comprendería cuatro escenarios:

Elegir la alternativa adecuada puede marcar la diferencia entre un saldo emocional positivo o uno negativo en la interacción. Entre una vinculación sana, positiva y una mayor probabilidad de incrementar sanos intercambios futuros o no querer volver a saber nada de la persona. Una vez más, y con todo el derecho del mundo a equivocarnos, en nosotros se encuentra la capacidad para elegir la mejor opción...

La Casa de la Psicología Positiva