¿HABLAMOS DE LIDERAZGO POSITIVO? I
"¡Que cambie todo a fondo!
¡Que de las raíces de la humanidad surja el nuevo mundo!
¡Que una nueva deidad reine sobre los hombres, que un nuevo futuro se abra ante ellos!
En el taller, en las casas, en las asambleas, en los empleos,
¡que cambie todo en todas partes!"
"Hiperión o el Eremita en Grecia" (1797)
FRIEDRICH HÖLDERLIN
Poeta alemán.
En 1983, con la llegada de Internet, nuestro mundo cambió para siempre. Hasta entonces, la realidad había sido mucho más predecible, más estática y el ritmo de los acontecimientos sustancialmente más lento. Muchos jóvenes de entonces apostaban, a partes iguales, por encontrar un trabajo en el que poder jubilarse o cumplir el sueño americano llegando a ser ejecutivos de éxito al más puro estilo hollywoodiense. Hoy, varias crisis económicas y sanitarias después, un entorno global prácticamente digitalizado y una modernidad líquida, como tilda el filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman, nuestros días se parecen a los de entonces como un huevo a una castaña.
El mundo de los negocios y las organizaciones, como buen reflejo de la vida misma, también ha mutado: éste tampoco volverá a ser ya igual. Easterlin y su paradoja nos ayudaron a comprender que una vez que resolvemos nuestras necesidades vitales básicas razonablemente, por lo general ya no resulta tan atractivo pagar el peaje requerido por ganar una cifra astronómica anualmente. Sobre todo, si eso implica que no podamos disfrutarla con las personas que son importantes para nosotros. O si nos sentimos atados a la fuerza a un puesto de trabajo sin significado y que, además, nos limita a la hora de poder desarrollar nuestra creatividad o vivir nuestras vidas como creemos que debemos vivirlas. Nuevas generaciones para las cuales el "ordeno y mando" de décadas pasadas, el "no te pago para que pienses" o la pobre filosofía del "palo o la zanahoria", no dejan de ser considerados elementos trasnochados, incentivos casi inútiles para mover a la acción.
Entonces..., ¿por qué seguimos insistiendo en los mismos caminos?, ¿por qué seguimos pulsando las mismas cuerdas, una y otra vez, si está comprobado que no vibran en sintonía con los tiempos que corren? ¿Por qué permitimos que una mentalidad cortoplacista arruine la fidelización del talento y que éste se fugue hacia ecosistemas profesionales emocionalmente más sostenibles? (porque el talento ya no se retiene, se fideliza...) Todavía algunas voces señalan que, al trabajo, ya debemos venir felices desde casa. Y esto es, en parte, muy cierto pero sólo contempla uno de los pilares de nuestro nuevo autómata postmoderno.
Decía Albert Einstein que cualquier problema debe ser resuelto en un nivel diferente al que fue creado. La experiencia es siempre un valor, indudablemente, pero ésta no debe convertirse en un solitario volumen archivado en el catálogo de una biblioteca. No se trata de un capítulo ya escrito que no debemos volver a releer, ni a interpretar jamás. De hecho, estamos obligados racionalmente a revisar nuestro cuaderno de bitácora para comprender mejor nuestro presente y nuestro futuro. Para identificar qué elementos de los que funcionaron ayer, aplican hoy y suman para alcanzar el éxito. Si miramos bien, seguramente encontraremos muchos de ellos. También para abrir nuestra mente y ampliar nuestra perspectiva creativa, valorando qué novedades serían recomendables incluir en nuestro repertorio psicológico y conductual en materia de dirección de personas. Muy seguramente, las emociones positivas puedan resultarnos de ayuda a la hora de amplificar esta capacidad y construir una base de trabajo sólida que nos permita ejercer nuestra necesidad y nuestro derecho a seguir creciendo a lo largo de toda nuestra vida. Las tesis de la doctora Barbara Fredrickson contribuyeron, sin parangón alguno, a comprender en profundidad este fenómeno.
Y en estas nos hallamos. En la urgencia de mejorar un estilo de liderazgo centrado exclusivamente en la carencia, en la corrección del error, el autoritarismo a discreción o el ejemplo negativo como punto de partida para cualquier interacción. Ahora, más que nunca, es el momento de contemplar otros enfoques que incluyan el lenguaje de la confianza, el feedback constructivo, la gratitud, el optimismo, la esperanza, la humildad o la promoción del bienestar organizacional como moneda de cambio frecuente. Tenemos la oportunidad perfecta para aprovechar las virtudes y fortalezas de cada colaborador para alcanzar la excelencia en el desarrollo de equipos de alto rendimiento. Y claro que tenemos la obligación de seguir corrigiendo, pero desde un nuevo escenario que contemple una interacción dirigida a sumar en lugar de destruir. Que derogue términos como coerción o culpa, y los cambie por otros como cooperación, responsabilidad o aprendizaje. Necesitamos un nuevo código ético y empático de conducta que contemple como un hábito expresiones como gracias, por favor, lo siento, ¿puedo ayudarte? o ¿qué necesitas de mí para poder conseguir lo que te propongo? Que contemple la alegría, la amabilidad y la felicidad organizacional como un nuevo eslabón evolutivo necesario, acorde a la coyuntura actual. Nuestra sociedad demanda una nueva generación de líderes realistas que esté al lado de las personas y les interese honestamente su bienestar. Porque todo lo demás, entonces, viene dado por sí solo. Ya no quedan muchas dudas a este respecto...
El trabajo, hoy, ya no es un tipo de castigo de proporciones bíblicas del que no podemos sustraernos: es una oportunidad más para seguir creciendo y desarrollándonos. Para comprender en qué somos buenos, mientras descubrimos nuevas formas de aportar a este mundo. Y esto es algo que hemos aprendido junto con las generaciones recién incorporadas al mercado de trabajo: disfrutar trabajando, y sentirse a gusto, es un requisito indispensable para permanecer en una organización y seguir comprometido con ella. Para conseguir empresas más humanas, rentables y competitivas. Porque no hay nada más serio que nuestro propio bienestar para trazar sólidos andamiajes de tejido empresarial y vital. Para guiar cualquier proyecto hacia el éxito y diseñar un horizonte apetecible, más productivo y eficiente...
LA CASA DE LA PSICOLOGÍA POSITIVA