LAS VÍAS REGIAS A LA FELICIDAD

31.03.2021

"Si quieres ir rápido, ve sólo.

Si quieres llegar lejos, ve acompañado"

Proverbio africano.

¿Alguna vez has reflexionado sobre todas aquellas cosas que te hacen verdaderamente feliz?, ¿sobre cuáles son los caminos que conducen a la Felicidad?, ¿en qué medida depende ésta de las contingencias externas o únicamente de nosotros mismos?, ¿es la felicidad humana una quimera?


Seguramente, te hayas formulado alguna de estas preguntas en algún momento. Pocas cosas existen en el mundo más importantes que nuestra propia felicidad y la de aquellos a los que amamos. No obstante, si somos honestos, muy seguramente reconoceremos que no le dedicamos conscientemente mucho tiempo a pensar sobre ello. Al menos, desde un punto de vista racional e incluso, si me permites, estratégico. Según concluyen algunas investigaciones, cuando nos preguntan acerca de lo que deseamos para nuestras vidas, la respuesta es unánime: ser felices. Lo curioso es que cuando nos piden abundar en cómo lo vamos a conseguir, la mayor parte de las personas no lo tenemos del todo claro.

Algunos sugieren que la felicidad podría tener que ver con una saneada cuenta corriente, un costoso deportivo, un bolso de marca, una casa en el campo con varios cientos de metros cuadrados de parcela o una salud de hierro. Pero cuando se profundiza un poco más en esta cuestión, surgen algunas dudas al respecto. Todos conocemos a algunas personas, sin ningún tipo de apretura económica, que no son felices. De hecho, da la sensación de que, allá donde van, viajan con una lluviosa nube sobre su cabeza. Incluso,  en los días de sol más radiante. 

Entonces... ¿en qué consiste la Felicidad?, ¿es cierto que va mucho más allá de las cuestiones meramente materiales e instrumentales? A este respecto, la Psicología Positiva quizá tenga algunas cosas interesantes que contarnos...

En primer lugar, encontramos UNA VIDA PLACENTERA muy apegada a las emociones positivas y al deleite de los sentidos. Se relaciona con una actitud de búsqueda del placer y la evitación de todo aquello que nos aleje del goce inmediato de las cosas, del esfuerzo o sufrimiento alguno. Posee una cualidad más hedónica, más tangible. Nos referimos a esos pequeños placeres que nos concedemos y que, a veces, son tan necesarios.   

Por ejemplo, un buen baño caliente con espuma, ese paseo por el campo al sol, las cervecitas con los amigos el fin de semana o esa comida poco "healthy" que tanto nos gusta. Su reverso oscuro más radical, nos llevaría a una estrecha dependencia respecto de lo terrenal y a una comparación social constante que no beneficiaría en nada nuestra propia felicidad. 

En la película protagonizada por Leonardo di Caprio, El lobo de Wall Street, podríamos encontrar un exponente de este modo de vida llevado al límite.

En segundo lugar, aparece la idea de UNA VIDA COMPROMETIDA. Para que esta se produzca, es necesario partir de un buen autoconocimiento respecto de nuestras virtudes y fortalezas personales. Cuando ejercemos de nosotros mismos, fluimos. Si nos dedicamos a aquellas cosas que van más en consonancia con nuestra forma de ser, nos acercamos un poco más a la felicidad. Es el ejemplo de ese violinista profesional que, tras años de estudio y dedicación, es capaz de interpretar excelsas melodías con los ojos cerrados. De hecho, lo más curioso de todo es que, si pudiéramos llevar a cabo un examen funcional de su cerebro durante su mejor interpretación, comprobaríamos como su activación e inversión de recursos serían mínimos. Es lo que Mihály Csíkszentmihalyi denominó el Estado de Flujo

Aquellas cosas que hacemos, y que van en consonancia con nosotros mismos, nuestros gustos y nuestra idiosincrasia, está comprobado que nos acercan progresivamente a nuestra felicidad.

Y, para finalizar, encontramos una tercera vía: UNA VIDA CON SIGNIFICADO. Ésta consiste en el ejercicio de nuestra identidad, pero más allá de nosotros mismos. Nos habla de trascendencia, generosidad e inversión en los demás además de en las diferentes instituciones en las que participamos. Tal y como aprendimos con el logoterapeuta Víktor Frankl, en su maravillosa obra "El hombre en busca de sentido", éste depende enteramente del significado que nosotros queramos imprimirle. No viene dado fortuitamente, como por arte de magia. Hoy sabemos, gracias a la Ciencia, que aquellas personas que gozan de un mayor número de relaciones sociales de calidad y vínculos sólidos con su comunidad son más felices, agradecidos y resilientes respecto de los distintos conflictos que puedan presentarse en sus vidas. Además, también, enferman mucho menos...

Todas ellas son complementarias entre sí. La Felicidad, muchas veces más que un estado, es una tendencia a la que debemos aspirar. Ésta se trabaja y perfila, en una parte importante, desde nuestro intelecto, nuestras emociones y nuestra voluntad. Somos artesanos tanto de nuestro destino como de la habitabilidad de nuestros días. ¿En qué grado prefieres trabajar por tu propia felicidad?


La Casa de la Psicología Positiva