INFANCIA, TECNOLOGÍA Y TRANSFORMACIÓN DIGITAL

21.12.2021

"El espíritu infantil no es un vaso que tengamos que llenar,

sino un hogar que debemos calentar"

(Plutarco, historiador y filósofo griego)

Desde hace ya algunos años, la transformación digital impregna todos los rincones de la sociedad. Nos enamoramos a través de las redes sociales o imprimimos órganos en impresoras 3D que luego serán trasplantados en complejas intervenciones quirúrgicas. Accedemos a una cantidad ingente de información desde nuestros smartphones o nos servimos de la realidad virtual para visitar lugares que aún no conocemos. Prácticamente, ningún ámbito humano es impermeable a los efectos de la tecnología y de la creciente cultura digital. 

En este sentido, padres, expertos y docentes se muestran cada vez más interesados por conocer el impacto de las nuevas tecnologías en el desarrollo neuropsicológico de los más pequeños. ¿En qué medida afecta el uso de los dispositivos tecnológicos a su capacidad cognitiva y de aprendizaje?, ¿son las nuevas generaciones menos inteligentes que sus precursoras como consecuencia de su uso?, ¿cómo influye la tecnología en su capacidad creativa y su imaginación?

Cada vez existe un mayor número de estudios científicos que abordan este interesante asunto. Un gran parte de ellos ofrecen una visión más centrada en las desventajas que los dispositivos, y el entorno digital, suponen para la mente de los niños. Sedentarismo, baja creatividad, adicción o disminución de la capacidad para demorar la gratificación son algunas de las conclusiones que arrojan. Por otro lado, muchas otras investigaciones abundan en la vertiente digital más positiva, identificando sus aspectos beneficiosos. Entre ellos, la potenciación del pensamiento complejo, el fomento de la autoestima a través de algunos videojuegos, la mejora de la coordinación viso-motora o de la orientación espacial. El caso es que hoy disponemos de tanta información que, en ocasiones, resulta arduo saber a qué atenernos.

Cada edad debe tener unas pautas de interactuación diferentes con la tecnología. El sentido común junto con el consejo de los especialistas puede ayudarnos a cribar el grano de la paja. A encontrar el balance adecuado para aprovechar al máximo los recursos de los que hoy disponemos. Igualmente, diferenciar el uso del abuso se convierte en una prioridad de cara al éxito de nuestros pequeños. 

En cualquier caso, conviene considerar la tecnología como un medio y nunca como un fin en sí mismo. Ésta no puede sustituir la necesidad de relacionarnos cara a cara con otras personas, por mucho que tengamos una colosal red de contactos en nuestras redes sociales.

Los videojuegos no pueden ser la única forma de estimulación lúdica, a costa de sacrificar otros juegos tradicionales como el "pilla-pilla", el escondite o las construcciones.

Un adulto orientando y acompañando a un niño en el uso lúcido de los aparatos digitales, es algo maravilloso. En cambio, la utilización recurrente y no controlada del móvil como "niñera" tiene un efecto pernicioso en la psicología de los infantes.

Y como todo en la vida no son las cosas por sí solas, sino el uso que hacemos de ellas, lo que determina su bondad o su maldad. El mundo ahora es un lugar diferente al de no hace mucho tiempo. 

Algunas de las competencias necesarias para orientarnos en este nuevo escenario son, sin duda, distintas de las que conocemos. 

Pero es importante tener en cuenta que no podemos poner puertas al campo: no podemos aislar a los niños de todo aquello que desprenda un aroma tecnológico. En cambio, sí podemos dotarles de un mapa inteligente para que sean capaces de ejercer un buen uso, acorde con su edad y sus propias necesidades. Con ello trabajaremos su autonomía y su responsabilidad, permitiéndoles reforzar su autoeficacia además de potenciar un mejor conocimiento de sí mismos.

También se hace preciso comprender que la transformación digital es algo que va mucho más allá del empleo de medios tecnológicos: es una nueva forma de entender el mundo actual, con sus propias reglas, su mentalidad y su cultura.

De nosotros depende gestionar correctamente ese cambio tan crucial, que ha llegado para quedarse...


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