EL LENGUAJE UNIVERSAL DE LA SONRISA
"La sonrisa es un privilegio universal tanto para aquel
que la concede como para quien la recibe"
Pocos aspectos de nuestra comunicación no verbal cuestan tan poco
esfuerzo y poseen un efecto tan sumamente beneficioso. De hecho, cada vez que
sonreímos nuestro sistema inmune se hace más fuerte y en consecuencia
enfermamos menos. Ya a las pocas semanas de nacer, utilizamos la sonrisa para
establecer contacto con nuestra madre y estrechar el vínculo emocional con
ella. Este aspecto tendrá una repercusión decisiva en el trato con nuestros
semejantes durante nuestra etapa adulta. Numerosas investigaciones confirman
que aquellas personas que sonríen más, gozan de mayor aceptación social y son
percibidas como más felices por aquellos que les rodean. En el ámbito académico,
por ejemplo, sabemos que una sonrisa natural influye de manera positiva en la
valoración que los miembros del tribunal efectúan del alumno que se examina
oralmente. Algo parecido sucede con aquellos candidatos que optan a un
determinado puesto de trabajo durante una entrevista de selección: La sonrisa se convierte en una excelente aliada
y en una inmejorable tarjeta de visita.
No obstante cuando nos asomamos a este fenómeno, aparece ante nosotros un mundo mucho más complejo del que parece a simple vista. Según los especialistas, existen cerca de dieciocho tipos diferentes de sonrisa. A veces sonreímos como expresión de un estado interno de felicidad, placidez o como resultado de una actitud determinada hacia las cosas que nos suceden. Otras, en cambio, lo hacemos con la finalidad de influir intencionalmente en la conducta de los demás, tratando de generar confianza o de apaciguar comportamientos hostiles hacia nuestra persona. Muchos expertos en comunicación coinciden en que, con un entrenamiento adecuado, podemos llegar a distinguir entre una sonrisa forzada y otra sincera. Lo cual puede resultar de mucha utilidad, en algunos contextos, si queremos conocer las verdaderas intenciones de aquellos que tenemos en frente o su actitud hacia nosotros.
Tardamos apenas unos milisegundos en formarnos una primera impresión de alguien a quien acabamos de conocer. No es difícil suponer el peso que la sonrisa puede llegar a representar en el resultado final. Nuestro cerebro se encuentra preparado para reconocer antes aquellas emociones que trasladan un mensaje positivo que uno negativo. Por este motivo, las personas que sonríen de forma espontánea despiertan en nosotros una reacción de agrado y suscitan una respuesta de aproximación más frecuente. La sonrisa es embajadora de la alegría, la celebración del encuentro y un puente de unión entre los seres humanos. Ésta no guarda relación con los bienes materiales que poseemos, ni con lo abultado de una cuenta corriente. De hecho, se encuentra muy presente en muchas culturas y países en los que los recursos suelen ser un bien escaso. El interior de la sonrisa alberga un lenguaje más profundo de generosidad y respeto por uno mismo y por los demás. Facilita la sintonía emocional y fomenta la aparición de un estado de ánimo adecuado para llevar a cabo cualquier labor que nos propongamos.
Se acerca el buen tiempo, la recién estrenada primavera pronto dará paso al caluroso verano. Cualquier momento del año representa una buena oportunidad para sonreír. A pesar de la dureza de algunas circunstancias que nos rodean actualmente, siempre hay un buen motivo para mostrar nuestra mejor cara. Cuando sonreímos alejamos la tristeza y minimizamos el impacto de las emociones negativas. Enseñamos a nuestros pequeños a relativizar los problemas y a afrontar la realidad desde una perspectiva mucho más amplia, constructiva y saludable. ¿Por qué esperar a ser sonreídos, cuando somos nosotros los que podemos dar el primer paso? Es un hecho, ¡al mal tiempo, buena cara! Y al bueno... ¡también!
La Casa de la Psicología Positiva